El Estado defiende la institución familiar y por ello no es fácil
divorciarse, tanto como sí lo es casarse. Por esta razón se instituyó
el status de separación, como fase intermedia entre el matrimonio y
el divorcio. El legislador buscaba que esta etapa funcione como un período
de reflexión y de reconciliación entre los miembros de la pareja
afectada.
La experiencia nos demuestra que una separación acordada con asistencia
psicológica, en buena proporción, permite el reencuentro de la
familia y en el peor de los casos, si se llega al divorcio, los hijos
sean menos afectados.
La separación, por ello, es importante porque es un período de
adaptación a la nueva vida, porque se avanza a una relación de
pareja mejor -aunque sea la misma pareja- y permite, sobretodo, que
los hijos se adapten a la nueva realidad.
LAS CAUSAS
Problemas que pueden deteriorar el amor de una pareja: El advenimiento
del primer embarazo, cuando es producto de una gestación no deseada,
la insatisfacción sexual, la falta de comunicación o la comunicación
negativa, el tránsito del amor pasional al amor maduro, la distribución
de las tareas del hogar, la intervención de la familia de ambos cónyuges
en su vida, la infidelidad y los celos, el problema de los
"amigos de él" y los "almuerzos de ella" y los
problemas económicos.
De acuerdo a alguna leyes mundiales, son causales de divorcio el
adulterio, el abandono voluntario, los excesos, injurias graves que
hagan imposible la vida en común, el conato de uno de los cónyuges
para corromper o prostituir al otro o a sus hijos, así como la
connivencia en su corrupción o prostitución, la condenación a
presidio, la adicción alcohólica u otras formas graves de
farmaco-dependencia, la interdicción por causa de perturbaciones
psiquiátricas graves. Igualmente la Ley prevé que se podrá declarar
el divorcio luego de declarada la separación de cuerpos y haya
transcurrido un año, o cuando los cónyuges hayan permanecido
separados, de hecho, por más de cinco años.
Desde un punto de vista humano, podemos señalar como causales de
divorcio distintas razones de índole personal, social, moral,
religiosa, económica o estrictamente psicológicas. La experiencia
demuestra que una de las primeras causales de divorcio que se plantea
en la práctica de la Psicología Clínica, es que la pareja no se
conocía bien antes de casarse. En muchas oportunidades el novio y
la novia, durante la etapa prematrimonial, tratan de hacerle ver a la
otra parte que ellos son como se supone que quiere la pareja que sea;
y no se muestran como en realidad son. En los noviazgos cortos, las
parejas no tienen tiempo real de conocerse y cuando se casan pueden
encontrarse que lo han hecho con una pareja que dista mucho de ser el
ideal que tenían como lo que debería ser su cónyuge. Esta causa,
que es fundamental desde nuestro punto de vista, conlleva al segundo
motivo de consulta, como lo es la presencia del "otro" o la
"otra".
La mayoría de los problemas en la pareja recién casada, se fundamentan
en la falta de conocimiento de ellos mismos.
En menor grado aparecen otra razones, tales como problemas de cambio de
personalidad, trastornos psíquicos, problemas de alcoholismo, de drogas, desavenencias en la
educación y otros.
¿Y
CON LOS HIJOS QUÉ?
El principal problema que tienen los hijos cuando surge la separación o
el divorcio, es que los padres incurren en una serie de conductas erróneas
para con ellos. Los padres no deben utilizarlos como "espías"
para que les informen qué está haciendo el otro cónyuge, o como
"corre ve y dile" o "mensajeros" para comunicarse
entre ellos. Los padres no deben presentar reacciones agresivas contra
sus hijos para vengarse de la pareja. No deben amenazar a la pareja en
el sentido de que si se divorcian le harían un daño tremendo a los
hijos para tratar de evitar la separación. Luego, al producirse el
divorcio, los padres no deben quedar resentidos con sus hijos. Luego
del divorcio, no deben existir conductas inapropiadas contra los
hijos, tales como el abandono afectivo por parte del padre que no
tiene la custodia o sobreprotección por parte de quien la tiene. No
se le debe presentar al hijo una nueva pareja antes que él esté en
capacidad de asimilar ese impacto. Todos estos comportamientos
provocan conductas profundamente obstaculizadas en la evolución
psicológica de los niños. Investigaciones revelan que los hijos de
padres divorciados presentan menor autoestima que los de matrimonios
constituidos. El divorcio es el más grande stress que un niño pueda
soportar como hemos visto. Los niños perciben la muerte de un padre
de manera más natural que un divorcio. Los hijos de divorciados
necesitan más tratamiento psicológico que los de los no divorciados.
Las consecuencias de una conducta inadecuada de los padres cuando se
divorcian puede ocasionar ansiedad, miedo, inseguridad, sentimientos
ambivalentes y diferentes trastornos de conducta.